Nota previa: En el presente escrito nos vamos a referir al ámbito de la música denominada clásica o seria. Otras músicas actuales como el pop, el rock o el rap, aún gozando de todos nuestros respetos y hasta de nuestro gusto no estarán, de momento, incluidas en esta reflexión.
Vayamos, pues, al asunto.
Cuando escuchamos una creación contemporánea las reacciones no podrían ser de otra manera que dispares.
Por un lado los detractores aseguran: esto no es música, es ruido; si me lo tienen que explicar, malo; yo solo entiendo lo que me gusta o lo que no me gusta; o aquello que no se puede tararear (es decir, no tiene una melodía), eso no es música.
Por otra parte, los aficionados (entre los que me adscribo) rebaten: acaso no hay hoy compositores que realizan obras tonales y melódicas, incluso al estilo barroco?, no son del siglo XX el neorromanticismo o el neotonalismo?; que decir de la música de John Corigliano, Pedro Ituralde, Astor Piazzola , Leonard Bernstein, Joaquín Rodrigo, María Teresa Prieto, Rosa García Ascot (por citar dos mujeres y españolas) y tantos otros?.
Además, no fue rechazado hasta el olvido el mismísimo Bach (para muchos actualmente el dios padre de la música) en su contemporaneidad hasta que Mendelssohn lo rescató, solucionando tamaña injusticia?, no tuvo el gran Mozart que estrenar algunas de sus principales óperas en Praga porque en Viena, reina y señora del canon musical de la época había fracasado?, no fue condenado también al olvido el concierto para violín del mismísimo Beethoven hasta que una vez más Mendelssohn (siempre Mendelssohn!) también lo rescató, o alguno de sus últimos cuartetos fueron tildados de incomprensibles o extravagantes?.
El arte es una forma de expresión y comunicación que vive en unos tiempos y unas circunstancias, y con ellas ha de evolucionar y hasta experimentar. Los distintos lenguajes tienen distintos códigos, y muchas veces han de enseñarnos a entenderlos. Por qué El Greco usaba los colores que usaba?. Acaso no fue proscrito por Felipe II por este motivo, o porque su Martirio de San Mauricio no se ajustaba a los cánones teológicos de la época?.
Tratemos de ampliar horizontes. Busquemos, y preguntemos sin reparo a quien pueda explicárnoslo las diferentes claves que nos hagan adquirir nuevos conocimientos, y quizás así no nos perdamos nuevos motivos de disfrute.
En definitiva la historia, y también la del arte progresa construyendo sobre raíces anteriores, y manteniendo sus esencias adaptándolas al presente.
Al respecto, les invito a escuchar los sábados, a las 12 de la mañana del streaming de la Fundación Juan March, y deleitarse con el ciclo Bach, el jazz y la improvisación, y si no pueden por el día o la hora, encontrarán todo el ciclo en los podcast de la Fundación.
También les recomiendo, a modo de carta de navegación, el libro de Tomás Marco Escuchar la música de los siglos XX y XXI.
Y, con el permiso de mi admiradísimo Luis Ángel de Benito (no se pierdan su programa Música y significado), que lo disfruten!
P.D.: Otras muchísimas controversias nos quedan en el tintero, como por ejemplo la actitud del intérprete ante la partitura, o el papel de los directores de escena en la ópera, pero estas y otras serán motivo de otros escritos en el futuro (si Dios quiere)