Dada la buena experiencia de Gijón, quise repetir el esquema en busca de una jornada de tranquilidad que rompiera con las prisas y los agobios del ritmo cotidiano.
Y para buscar el sosiego, que mejor que la orilla del mar, por lo que dirigí mis pasos al paseo marítimo de Salinas, en el concejo de Castrillón. Allí, al borde de la playa, escuchando el romper de las olas, con el horizonte por referencia, y contemplando las cabriolas en el cielo de las gaviotas y en el agua de multitud de surfistas, encontré el Ewan Food, mixtura de chiringuito y lounge-bar, cómodo, muy atinadamente decorado y organizado, y sobre todo con un personal extremadamente amable y eficaz, donde, por un precio razonable, pude degustar una ensalada nórdica de salmón y una hamburguesa kansas, que sin experimentos extravagantes aunaban la composición clásica con detalles de sabores, texturas y presentación de muy buen gusto. Todo ello lógicamente complementado con la correspondiente cerveza y el café. Recomiendo vivamente la visita a este más que interesante establecimiento.
Satisfechos estos requerimientos físicos, quedaban los culturales, y estando allí una buena opción era dirigirse a las excavaciones arqueológicas del Palacio de Gauzón, en Raices Viejo, del mismo concejo de Castrillón. Como dice el folleto que nuestras superamables (sic) guías tuvieron la gentileza de entregarnos, es un viaje al pasado asturiano. Esforzada tarea que comenzó en el año 1972, y que desde el 2007 se convirtió en un Proyecto de Excavaciones Arqueológicas estable, auspiciado por el Ayuntamiento de Castrillón y la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, que nos permite conocer mejor nuestra historia y nuestras raíces desde el siglo VII, de momento pues quien sabe que otros datos podrán ir apareciendo al continuar las excavaciones.
Las construcciones allí asentadas alcanzan quizás su máximo esplendor entre los siglos VIII y X con la Monarquía Astur, y especialmente con Alfonso III y su esposa D. Jimena. Recordemos que además de su importante función de vigilancia de la costa, será en este castillo donde se elabore en el 908 y a instancias del citado monarca, la Cruz de la Victoria, símbolo de nuestra tierra.
Vicisitudes posteriores lo llevaron al declive siendo parcialmente desmantelado y abandonado en los siglos XIV y XV.
Afortunadamente desde hace unos años un abnegado equipo de entusiastas se empeñan año tras año, y superando cualquier tipo de dificultades, en recuperar esta nuestra historia. Es muy de agradecer y de reconocer su tarea, pues profundizar en las raíces de nuestro pasado es la única forma que nos permite intentar construir un futuro mejor para todos. Y la mejor forma de expresar este reconocimiento es la visita a su Proyecto, que además es gratuita, y nos regala una estupenda jornada de reflexión y de goce interior.