Me gusta leer sobre historia, y cuando lo hago de la de España, si puedo, prefiero hacerlo a través de un hispanista no español, preferentemente anglosajón, porque pienso (¿estaré equivocado?) que escriben desde una distancia que les ayuda a mantenerse algo más alejados de ese apasionamiento tan característico nuestro que en ocasiones nos conducen a banderías, y por otra parte también se alejan de localismos y sitúan la acción en un contexto más global.
En el caso que nos ocupa, Goeffrey Parker, nacido en Inglaterra, y actualmente profesor de la Universidad de Ohio (EE. UU.) aporta no solo su sólido bagaje como reputado historiador, sino también una muy amplia bibliografía sobre la España del XVI y del XVII. Muy vinculado personalmente a nuestro país, es miembro correspondiente de la Real Academia de Historia de España.
No es menos cierto que en la obra que nos ocupa (2006) está acompañado de otras importantes firmas de la intelectualidad española como son Cayetana Álvarez de Toledo, Xavier Gil, Alberto Marcos, Luis Ribor y Rafael Valladares.
Todos los citados autores, en mayor o menor extensión, desmenuzan los hechos y las circunstancias de lo que se dio en llamar la «crisis del XVII» centrándola en ocasiones en un año más paradigmático, el 1640.
De este tiempo y estas circunstancias analizan la crisis medioambiental, con sus cambios climáticos y su influencia sobre la agricultura y las cosechas, y por tanto también sobre la economía; la superpoblación y el influjo de los movimientos migratorios; la actitud exigente de Castilla, que soliviantó a Cataluña, Portugal, Sicilia y Nápoles; una presión fiscal a todas luces excesiva e injusta, recayendo siempre sobre las clases inferiores, lo que contribuía a deteriorar aún más la economía y constituir un «bucle diabólico», y las inapropiadas medidas de «privatización» de la recaudación; así como el desafortunado papel de los poderes del valido y religioso, bloqueando toda actitud negociadora.
Muy interesante también el capítulo de Gil Pujol donde se hace un fino análisis conceptual e historiográfico, tratando de distinguir entre algaradas, revueltas y revoluciones.
En fin, que la Historia, tozuda ella, se empeña una y otra vez en mostrarnos que es cíclica, y los humanos, tozudos nosotros, nos empeñamos una y otra vez en ignorarla, demostrando ser los únicos animales que no aprendemos de errores anteriores.
¿Ignorancia o manipulación de los poderosos?. La cadena siempre rompe por el eslabón más débil, ¿cual será?.